Y la luna le pidió un poema,
que escribiera en la arena un soneto argentado,
si ninguna apreciada poesía
tenía su diario de ningún ser amado.
Al son de las olas sentado en el suelo
el cielo le hablaba tan bello y callado;
mojados los pies, su espíritu en calma
y prendida su alma... se había enamorado.
Desnudo en la playa por dentro y por fuera
sincera y paciente la luna sonriente
descubrió con un grito ahogado
los que ya le había escrito,
los que le había dedicado.
si ninguna apreciada poesía
tenía su diario de ningún ser amado.
Al son de las olas sentado en el suelo
el cielo le hablaba tan bello y callado;
mojados los pies, su espíritu en calma
y prendida su alma... se había enamorado.
Desnudo en la playa por dentro y por fuera
sincera y paciente la luna sonriente
descubrió con un grito ahogado
los que ya le había escrito,
los que le había dedicado.